Editando el blog

jueves, 3 de diciembre de 2009

El comienzo de algo nuevo

Ya estaba cansada; más que cansada. Tenia ganas de huir, de ser yo misma, decidir mis pasos sin que nadie me aconsejase (y digo aconsejarme refiriéndome a obligarme) a como debía dar aquellos pasos. Vivir una vida en la que yo fuera la protagonista sin secundarios detrás de mí que me quitaran el protagonismo de mi propia vida. Y al fin lo había conseguido.
Habían sido cinco meses de duro trabajo para conseguir el dinero que me permitía esta escapada, y miles las excusas que me permitían irme de casa sin que nadie sospechara nada raro. No sabia como lo había conseguido pero lo hice y por fin había llegado mi momento e irme de mi casa en una pequeña escapada que aunque no iba a ser muy extensa, y eso no me importaba, iba a poder vivir mi vida como yo quisiera por un tiempo.

- No tengo por que pedirte permiso, mamá- le dije lo mas serena que pude mientras hacia mi maleta-. Soy una adulta, puedo hacer lo que quiera con mi vida y mi dinero que, para tu información, he ganado trabajando como todo el mundo.

- No, Señorita. Aquello a lo que tú llamas todo el mundo son las personas normales, y no tú.

Para mi madre, y para toda mi familia, nosotros éramos muy diferentes al resto del mundo. Tanto ella como mi padre se había criado en familias de lujos y privilegios, y todo lo que venia de fuera no era, para nada, normal. O, por lo menos, lo que ellos entendían por el significado de normal.

- ¿Y es que acaso yo no soy normal? Todos somos normales, mamá. Incluida toda nuestra familia y amigos de nuestro nivel. Aunque cueste de creer- hice este último comentario susurrando esperando que mi madre no lo escuchara del todo.

- No, hija, tú no eres normal -me tomó del hombro cuando me dirigía a mi armario a por más ropa y me giró para que la mirase aunque mi mirada se dirigía a todos lados menos a ella-; ni tu padre, ni tus hermanos, ni yo. Somos superiores al resto, somos...

-¿Ricos? -la interrumpí- Te refieres a eso, ¿no? No somos como los demás tan solo por que tenemos más dinero que ellos.

La miraba con rabia y asco por saber que yo había salido de ella. Era mi madre, pero no soportaba la idea de que alguien tan allegado a mi fueran tan clasista, y lo tenia que sufrir con ella y toda mi familia y conocidos.

- Si ese es el motivo por el que somos diferentes a los demás... ya no quiero ser diferente.

Me solté de la mano de mi madre que se aferraba a mi hombro y que a cada palabra, cada una mas hiriente que la anterior para ella, se agarraba con mas fuerza casi haciéndome un daño que no quería reflejar para mostrarme fuerte ante ella.
Continué haciendo mi maleta soportando la mirada y el resoplido que mi madre emitía cada cinco segundos creyendo que de aquella manera decaería. Pero cuan equivocada estaba. No me iba a hacer cambiar de opinión, ya tenia mi decisión tomada y no iba a declinar. Ya tan solo quedaba ver la reacción de mi padre que seria muchísimo peor y más dura de sobrepasar.
Quería irme sin mas, tomar el primer tren hacia mi nuevo destino sin importarme cual pudiera ser y sin querer saberlo, para que así les fuera mas difícil encontrarme. Solo había una cosa que me lo impedía, y era que mi padre se había enterado de mi repentina huida mas rápido que lo que yo había esperado.
Me dirigí hacia el despacho de mi padre seguida de dos de sus gorilas para evitar que me escapara sin antes pasar por él. Cuando entré allí estaba mi padre cual estatua de mármol vestido con uno de los trajes Brioni mas caros que había en el mercado, dirigiéndome una mirada seria a la vez que tranquila pero sin eliminar de su rostro su autoridad como el jefe de aquella casa. No se movía; su rostro, que estaba reflejado por la lamparilla de su escritorio, mantenía la misma posición desde que había entrado y no sabia cuanto tiempo podía mantenerse así.
Quería que hablara; cuanto antes me echara el discurso antes terminaría todo.

-Papá, yo...

Alzó una mano para interrumpirme y cerró los ojos suavemente mientras suspiró profundamente antes de, al fin, moverse hasta dirigirse en frente de mi sin aún haber bajado su mano.

-No permitiré que mi única hija haga un viaje ella sola- había bajado su mano cuando pronunció la última palabra, y ya creí que tenia permiso para hablar-, y mucho menos que sea sin mi consentimiento.

No sabia si hablar. Ya me había confundido antes, tal vez volvía a confundirme. Así que opté por continuar callada.

- Aún eres una niña, Violeta. Tal vez tú no lo creas así, pero para mi sigues siendo mi pequeña.

-Pero ese es el problema, papá; ya no soy ninguna niña. Tienes que asumir se una vez que he crecido y que es hora de que viva mi vida a mi manera.

El rostro de mi padre cambio de repente. Sus ojos estaban fundidos de rabia y sus rasgos eran fríos y duros. Su mandíbula parecía sobresalirse fuera de lo normal y sus manos temblaban de la rabia que contenía.

- Papá, no puedes hacer nada. Me voy a marchar me lo permitas a no.

- ¡Eso es lo que tú te crees!- su grito resonó de forma estridente por toda la habitación- No voy a permitir que me desafíes. Soy tu padre y yo mando sobre ti, te guste o no.

- De eso nada. Tengo 20 años, y legalmente soy una adulta, ya no tienes ningún poder sobre mí.

No iba a permitir ese tono de voz por mucho que fuera mi padre. Me di la vuelta evitando a los guardaespaldas que vigilaban la puerta y salí de allí escuchando los resoplidos de mi padre después de dejar casi toda su voz en aquel grito que me desgarro por dentro.

- Ten en cuenta que si te vas de esta casa no verás un solo céntimo hasta que regreses y te disculpes como es debido.

Me di la vuelta cuando ya me encontraba a pocos metros de la entrada donde podía ver todas mis cosas preparadas para marcharme. Me quede mirando a mi padre con el rostro sereno, sin querer darle motivos para continuar con aquella discusión.

-He conseguido el suficiente dinero vivir por un tiempo una vida sencilla. El día que regrese será por que no me queda otra opción, pero nunca será para conseguir beneficio de tus cuentas bancarias.

- ¡Oh! Venga, Violeta, no sabes vivir fuera de los lujos que yo te he dado desde pequeña. Además, ¿que harás cuando no te quede dinero para continuar con tu "vida sencilla"?

Utilizó un tono irónico que esperaba que me aflojara el carácter, pero no lo consiguió. Yo había cambiado mi forma de ser, pero él no se había percatado pues continué comportándome como siempre para que cuando llegara este día todas sus estrategias de derrumbarme se vinieran abajo.

- Trabajar. O si no, ¿como crees que he conseguido el dinero de este viaje? Ni un solo céntimo del que voy a gastarme a venido de ti.

- No lo conseguirás.

Era raro que mi padre diera una respuesta tan breve. Tal vez aquello significaba que le había dado en algún punto flaco de su carácter. Nunca lo había conseguido, pero creí que así había sido.
El silencio reino entre nosotros. Tan solo nos miramos en la distancia.

- El mundo de ahí fuera no esta hecho para ti.

- El mundo de ahí fuera esta hecho para todos aquellos que han nacido para vivirlo. Quiero disfrutar de mi juventud, a mi manera, pero disfrutarlo de todos modos. Quiero creer que hay más mundo del que vosotros me estáis enseñando, y saber que en el siglo XXI vive gente con más diferencias de opiniones, de vidas propias y de estilos de vidas que los que he visto hasta ahora.

Mi padre enmudeció. Me di la vuelta y me dirigí a la entrada tomando todas mis cosas como pude. Antes de salir me di la vuelta viendo a los pies de las escaleras a mi madre que me miraba suplicante y a mis hermanos mayores que me sonreían dándome ánimos de forma silenciosa. La última visión de mi casa fue fría y descorazonadora, pero no esperaba recordarla así para siempre.
Mi coche me esperaba a la entrada, pero ya no quería nada que viniera del dinero de mi padre por que sentía que me estaba rindiendo a él. Mi nueva vida comenzaba como yo la había planeado, como una persona corriente.
Tomé un taxi a pocas manzanas de distancia de mi casa, y desde la ventanilla pude ver por última vez mi casa cuando el taxi paso por delante. Me despedí con la mano y una sonrisa en la cara, aunque por dentro me costara reconocer que los echaría de menos.

2 finales:

Lenika dijo...

Aunque no le guste esa forma de vida, los echara de menos, pero tienee razon en lo que dice, tiene que vivir su forma de vida como ella quiera,

por ciierto, si qeu es largo si xDD

nada xikilla, me ha gustado mucho! te seguire, ya tengo unblog mas que recomendar jajaj

Deep Loving Feelings dijo...

SImplemente, ESPECTACULAR :)

Publicar un comentario